A
fambre en tierras de Jacob
175.
Mas a pocos de dias la fambre fué llegada
A
tierras de Yacop e de su barba honrrada,
Tenía
mucha gente e una moyer guardada,
Todos
a su propia costa e bien apoderada.
176.
Dijo Yacop: «Filhos, yo he sentido
Que
en tierras de Egipto hay un rey cumplido,
Bueno
e verdadero, franco e entendido,
E
tiene mucho pan partido e vendido.
177. Querría que tomásedes deste nuestro haber,
E
que fueseis luego ad aquel rey a ver,
Contadle
nuestra cuita, e querrá vos creyer,
Con
la ayuda de Alláh querrá a vos vender.»
178.
Dijieron sus filhos: «Pláçenos de grado;
Iremos
a veyer ad aquel rey honrado,
E
veremos la su tierra, e también el su reinado,
E
con la ayuda de Alláh él nos dará recabdo.»
Os
fillos de Yacop plegan a Egipto
179.
De que llegaron a la tierra avistada
Preguntaron
por el rey dó era su posada;
Dijo
un escudero: «Aquí es la su morada,
Yo
vos daré del pan e también de la çebada;
180.
Que yo soy fiel del rey, que vendo el pan alzado,
A
los de fuera del reino: a los otros no me es mandado;
Decidme
de dónde sois, e libraros he de grado,
Ca
si sois de aquesta tierra, non vos daré recabdo.
181.
Deçidme de dónde sois o de qué lugar,
Porque
podáis ansí daqueste pan levar,
E
daré a cada guno cuanto queráis mercar,
Segunt
el dinero lo haré yo mesurar.»
182.
E ellos le dijieron todos sus dictados
E
la tierra de do eran, e cómo eran hermanos,
Filhos
de Yacop e de Isac, muy amados
En
Jerusalén, allí do eran fincados.
183.
E dentró el escudero al rey e contóle la razón,
E
de qué logar eran e de cuál morgón,
Filhos
de profeta e de buena generaçión;
«Sennor,
si tú lo mandas, librarlos he con amor.»
184.
E mandó el rey que entrasen delante del privado,
E
que los diesen a comer del mayor pescado,
E
que los guardasen por todo el reinado,
E
no los dejasen ir, e toviesen su mandado.
185.
E el rey, como los vido, hobo plaçer con ellos,
E
mandóse adrezar luego de vestidos bellos,
Mil
caballeros al costado esquerro, mil al drecho,
De
una parte plaçer, de otra gran despecho.
186.
Los vestidos que traía eran de gran valor.
Eran
de oro e de seda, e de fermosa labor,
E
traía piedras preçiosas, de que salía claror,
Más
traía algalía e muy rico golor.
187.
E mandó que dentrasen a veyer su figura.
E
diéronle salvaçión, según su catadura,
E
mandólos asentar con bien e apostura,
Maravilláronse
mucho de su buena mesura.
188.
Ellos estando en piedes e el rey posado,
Hételos
al rey fieramente catando.
Ellos
no se dudaban nin de habían cuidado,
Tratábalos
el rey con amor e de grado.
189.
E de que vieron al rey bella su catadura,
Yúdas
dijo: «Hermanos, oid mi locura;
Témome
de este rey e de su encontradura,
Roguémosle
luego nos envié por mesura.»
190.
Por mucho que le dijieron, él no lo quiso far,
Fasta
el terçero día allí los fizo estar,
Fízoles
mucha honra, cuanta les pudo far,
Ansí
como a filhos los mandaba guardar.
191.
La mesura del pan de oro era obrada,
E
de piedras preçiosas era estrelada,
E
era de ver toda con tal guisa enclavada.
Que
façia saber al rey la verdad apurada.
O
rey interroga a los fillos de Yacop
192.
Dijoles el rey, nuevas les demandaba,
La
mesura en su mano, que se la meneaba,
Diçiéndoles
el rey que mirasen lo que hablaban,
Que
si deçían mentira ella lo declaraba.
193.
Quien con el rey habla guárdese de mentir,
Ni
en su razón non quiera mentir,
Porque
cuando lo façía hacíala retinnir,
E
ella le decía verdad sin cuentradeçir.
194.
Díjoles el rey: «¿De quién sedes filhos,
O
de qué linaje sedes venidos?
Veos
yo de gran fuerza, fermosos e cumplidos,
Quiero
que me lo digades, e seremos amigos.»
195.
Ellos le dijeron: «Nosotros, Sennor,
Somos
de profeta, creyente al Criador;
De
Yacop somos filhos, creyente al Criador,
E
venimos por pan si hallamos vendedor.»
196.
E firió el rey en la mesura e fízola sonar,
Pónela
a su orelha por oír e guardar,
Díjoles
el rey, e non quiso más dudar:
«Según
diçe la mesura, verdad puede estar.»
197. Díjoles el rey: «¿Cuántos sos, amados?»
Ellos
le dijieron: «Éramos dose hermanos,
Al
uno se comió el lobo, según nos cuidamos,
E
el otro queda con él, su amor acabado.»
198.
Díjoles el rey: «Prometo al Criador,
Sino
por acatar a vuestro padre e sennor,
Yo
os tendría presos en cadena con dolor,
Mas
por amor del viejo, enviaros he con honor.»
199. Ellos dijieron: «Sennor, rogárnoste en amor,
Por
el Sennor del mundo, que le dió honra e valor,
Nos
quieras enviar a nueso padre e sennor,
E
habrás gualardón e merçed del Criador.
200.
E non cates a nos mas al viejo de nueso padre,
Porque
es hombre muy viejo e flaco en verdad,
Que
si tú le conoçieses, querríasle honrar,
Porque
es hombre muy sano e de buena voluntad.»
201.
«Yo no cato a vosotros, mas a quien debo mirar
E
aquel hombre bueno que me venides a rogar,
Alláh
me traiga en tiempo que yo lo pueda honrar,
Que
como façe filho a padre, yo así lo quiero far.
202.
Saludadme al viejo, a vueso padre el cano,
E
que me envíe una carta con el chico, vueso hermano,
E
qué fue de su tristesa que ha tornado en vano;
E
si aquesto olvidáis, no os daremos grano.
203.
Mas en vosotros no me fío ni me caye en grado,
Mas
porque a mí seya çierto, quede el uno restado
Hasta
que venga la carta con el chico, vueso hermano,
Y
en esto echad suertes cuál quedará arrestado.»
204.
E cayó la suerte a uno que decían Simeón,
El
que cortó la soga a Yusuf la sazón
Cuando
lo echaron en el pozo, y cayó allí el varón,
E
hubo de fincar ende con la dicha condiçión.
205.
E luego el rey mandó la moneda dellos ser tomada,
E
luego a cada uno en su jaco ligada,
E
ellos no se dudaban nin de habían cuidado,
Fizólo
el rey porque tornasen de grado.
A
tornada a casa
206.
E espidiéronse del rey, e vinieron muy pagados,
E
contaron al su padre del rey e sus condados,
Que
nunca vieron tal rey, e de tantos vasallos
E
de buena manera e de consejos sanos.
207.
E que se verificaba en todo su afer
A
su padre Yacop, en honra e saber,
Quien
no lo conoçiese e lo fuese a ver,
Entendería
que es profeta, e habríalo a creyer.
208.
Desataron los sacos del trigo, e hubieron catado,
Fallaron
la cuantía que hubieron llevado;
Dijeron
a su padre : «Este es hombre abonado,
Que
sobre toda la honra la cuantía nos ha tornado.
209.
Mas sepades, padre, que él os envía a rogar
Que
le envíes a vuestro filho, e non le queráis tardar,
Con
una carta escripta de todo vueso afar:
Padre,
si no nos lo dades, no nos cabe más tornar.
210.
Ni nos dará del pan ni seremos creídos;
Padre,
si nos lo dades seremos guaridos;
Ternemos
nuestra fe e seremos creídos,
E
trairemos del pan e ganaremos amigos.»
211.
Díjoles el padre: «No lo podría mandar;
Este
es mi vida, e con él me he de conhortar,
Ni
en vosotros yo non quiero mis fiar,
Porque
antes de agora me hobiestes a falsar.
212. Cuando
llevastes a Yusuf e no me lo tornastes,
Quebrantastes
vuestra fe e vuestros homenajes,
Perdistes
a mi filho como desleales,
Yo
me quiero guardar de todas vuestras maldades.»
213. Por
mucho que le dijieron, él no lo quiso far,
Ni
por ninguna vía lo quiso otorgar;
Hobiéronse
de sofrir, e no ya quisieron tornar,
Fasta
que el pan fue comido, e no ya había qué amasar.
214. E
la hora tornaron a su padre a rogar
Que
les diese a su hermano e los quiera guiar;
Que
al buen rey prometieron de sin él no tornar,
E
quellos lo guardarían sin ninguna crueldad.
215. Tanto
le dijieron e le fueron a rogar,
Que
viendo la gran fortuna, hóbolo de otorgar,
E
ellos le prometieron de muy bien le guardar
E
de no volver sin él jura le fueron a far.
A
carta de Yacop
216. E
a uno de sus filhos fizo façer un escripto,
En
el cual deçía: «A tú, rey de Egipto,
Salud
e buen amor de Yacop el tristo,
Yo
te agradezco e tu fecho e tu dicto.
217. A
lo que me demandas, qué fue de mi estado,
Sepas
que mi vejez e mi bien he logrado,
O
la mi çeguedad, que ya soy quebrantado,
Primero
por pavor del Criador honrado,
218. E
por Yusuf, mi filho, parte de mi corazón,
Aquel
que era fuerza de mi en toda sazón,
E
era mi amparo, e perdilo sin razón,
No
sé, triste, si es muerto o vivo en prisión.
219. Entiendo
que soy majado del rey çelestial;
E
ansí, que deste mi filho tomes mançilla e pesar,
E
lo que yo te ruego, como a rey natural,
Que
me vuelvas a mi filho, ca por él soy yo mortal.
220. Que
si no por este filho, yo ya sería finado;
Que
él me daba conhuerto de Yusuf, el mi amado,
Yo
te lo envío en fe que me lo tornes privado,
Enguárdete
el Alláh, sennor apoderado.»
221. De
que la carta fue fecha, dijoles él de grado:
«Filhos,
los mis filhos, complid el mi mandado;
No
dentréis por una puerta, mas por muchas privado,
Porque
sería mejor, porque ansí lo he probado.
Tornan
a Egipto con o fillo menor
222. Despidiéronse
de su padre, e fueron con alegría;
Caminaron
todos juntos la noche y el día,
E
llegaron a la cibdat con la calor del día;
E
el rey, como lo supo, hubo gran mejoría.
223. E
mandóse adrezar el rey de ricas vestiduras,
E
a toda su gente muy ricas cabalgaduras,
Enbalsamienta
de oro e safomerios de gran mesura,
De
diversas maneras, y olores de gran altura.
224. Cuando
fue acabado lo que el rey hobo mandado,
Mandó
que dentrasen delante de él privado,
E
cuando ellos iban por la corte dentrando,
Echóles
palmas el chico en las loores de grado,
225. E
besóles por su cara e por su vestidura;
Reblábanlo
los otros que haçia gran locura.
Diciendo:
«¿Qué haçes, loco, sin cordura?
¿Entiendes
que por ti han puesto aquesta fermosura?»
226. Díjoles:
«Hermanos, ruégoos no vos quejedes;
Oíd
mi razón, que luego la sabredes;
Mas
conviéneos, hermanos, que os aparejedes,
Porque
entienda el rey que parientes buenos tenedes.»
227. E
conoçieron todos que tenía razón,
Tomaron
su consejo como de buen varón,
E
fueron delante el rey con buena condiçión,
De
parte del padre era la su generación.
228. Tanto
era el rey de apuesto, que no lo conoçían;
Unos
çertificaban, y otros no podían,
E
el rey se sonrió, e dijo qué querían
O
de qué tierra eran, que buena gente pareçían.
229.
E ellos le dijeron del afar pasado,
De
cómo traían la carta con el chico su hermano;
Ansí
como prometieron, con homenaje dado.
Pusiéronle
delante e plaçióle de grado.
230.
Traía con él una carta escreipta.
Del
estado de su padre e de su vida feita;
El
rey, cuando la leyó, lloró con gran mançilla ,
E
encubrióse de los otros, que ellos no lo vían.
O
banquete
231.
E luego mandó el rey a todos sus menesteras,
De
embasillamiento de oro que henchiesen las mesas,
E
otras tantas de plata de diversas maneras,
E
mandóles asentar a que comiesen en ellas.
232.
E deque fueron sentados, mandó que los sirviesen,
E
mandó el rey que de dos en dos comiesen,
Ansí
como naçieron, que ansí lo fiçiesen,
Porque
a él le pareçía que no se ende estoviesen.
235.
De que vieron de comer entre dos una escodilla,
Hubo
de fincar el chico con su mano en la mejilla,
Porque
fincaba solo, triste con mançilla.
Por
tristeza de su hermano, que eran de una naçida.
234.
E vedósele el comer, por dolor de su hermano,
Porque
cada guno comía con su par cormano.
Llorando
con tristeza, y él su meollo vano,
E
dejó de comer el buen filho del cano.
235.
Cuando aquesto hobieron fecho, cayó amorteçido,
E
el rey, cuando lo vido, a él fue arremetido;
Tomólo
de la mano, e honrólo el valido...
236. Dijo
el rey: «Amigo, ¿quién te ha ferido?»
Dijo
él: «Vos sos, sennor cumplido,
Que
me membrastes a mi hermano el bellido,
El
cual mi corazón no lo echó en olvido.»
237. Dijo
el rey: «Amigo, ¿quiérasme perdonar?
Que
yo no sabía quién eras ni de qué lugar.
Pues
que tú fincas solo, habréte de acompannar
En
lugar de tu hermano, con tú quiero yantar.»
238.
Sirvióle el rey de muy buena voluntad.
E
mandó que le parasen mesa de gran beldad,
Que
quiere comer con él, que le había piedad.
Tanta
fué la bondad del rey, y honra que le fue a dar,
239.
Que le quitó la ira, e comió con él de grado;
Sus
hermanos, que lo vieron, tomaron mal cuidado;
E
por invidia quisieran haberlo matado;
Diciendo
unos a otros: «Aqueste nuestro hermano
240.
Allá con nuestro padre luego fará gran día,
De
que seremos en nuestra tierra e él todavía.
—Yo
comí con el rey porque lo merecía,
E
aquestos a mis piedes de noche e de dia.—»
Charran
Yusuf y Benchamín
241. Díjole
el rey si había moyer e filho;
E
él le dijo: «He moyer con tres ninnos;
Por
deseo de Yusuf, púseles nombres piadosos,
Al
cual mi corazón no le echa en olvido,
242. Al
uno diçen Lobo, e al otro diçen Sangre,
E
al otro diçen Yusuf, filho de buena madre,
Esto
porque dijieron mis hermanos a mi padre
Que
el lobo maldito en Yusuf se fue afariado.
243.
Trayeron en sangre la su camisa clara,
E
yo con aquestos nombres no olvido su cara;
No
lo olvido ni de noche ni de día encara,
Porque
él era mi vida e era mi ampara.
244. Naçimos
dambos juntos en el vientre de mi madre,
E
húbose de perder en el tiempo de mi padre;
No
sé, triste, si es muerto o vivo en tierra o mare,
Habéismelo
mandado, e fiçísteme pesare.»
245. E
aquejósele al rey a la hora el corazón,
E
quiso echar voçes e encubrir la razón,
E
tomólo de la mano e apartólo a un rincón;
E
díjole el rey e hablóle como varón.
246.
Dijole el rey: «¿Conóçesme, escudero?»
E
él le dijo: «No, a fe de caballero.»
Dijo:
«Yo soy Yusuf, yo soy tu hermano çertero.»
E
abrazáronse dambos e andarían un millero.
247.
Tanto tomó del gozo con Yusuf su hermano.
Que
cayó amorteçido el su meollo vano;
E
el rey, como le vido, tomóle de la mano.
Dijoles:
«No hayas miedo mientras yo seya sano.»
248.
Apartólo el rey, e díjole esta razón:
«Yo
quiero que finques con mi en toda sazón;
No
lo sabrá ninguno, muyer ni varón;
Yo
haçerlo he con buen arte e muy buena razón.
249. E por farlo más secreto, te fago sabidor,
Porque
non hayas miedo ni ninguna temor;
Yo
mandaré meter la mesura de valor,
Dentro
en el tu saco, e esto por tu amor.»
As
trazas de Yusuf
250.
Ninguno sabía del rey la poridat,
E
envióles a todos de buena voluntad:
Caminaron
todos juntos, toda la hermandad,
Ed
allí oyeron voçes de gran crueldad.
251.
E paráronse todos a ver qué querían,
E
vieron que era el rey con gente, que corrían,
Disiendo:
«¡Guardaos, traidores, que habéis hecho falsía!
Mala
obra obrastes al rey todavía.»
252.
Quedáronse todos cada guno espantado
Del
dicho que oyeron a tan mal airado;
E
dijieron todos: «Aún ganades gran pecado,
De
llamarnos ladrones no siéndonos probado.
253.
Deçidnos, ¿qué queredes o qué demandades,
O
qué os han furtado, que ansí os aquejades?»
E
ellos les dijieron: «La mesura vos tomastes,
La
que decía al rey todas las verdades.
254.
Déla quien la tiene, e albriçias le daremos
Un
cafiz de trigo del mejor que tenemos.»
E
ellos les dijieron: «Por la fe que tenemos,
No
somos mal fautores, que nos non lo faremos.
255.
No venimos de natura de facer desaguisados;
No
lo habernos fecho en el tiempo pasado;
Esto
bien sabedes, pues nos lo habéis probado;
No
nos quejéis aquejamiento airado.»
256.
E dijo un caballero aquesta razón:
«Amigos,
si mentedes, ¿qué será en gualardón?»
E
ellos les dijeron: «Cativo quede el ladrón,
Al
uso de la tierra con muy buena razón.»
257.
Buscaron los sacos del trigo, e cada uno privado.
Dejáronse
en tal mente el del chico atado;
Sus
hermanos, de que lo vieron, tomaron mal cuidado,
Porque
como su saco no lo habían buscado.
258.
Dijieron al rey, e también a su caudillo,
Por
qué no habían buscado el saco de su hermanillo;
Dijieron
ellos: «Antes vamos al castillo.»
E
ellos mesmos le buscaron, e fallaron el furtillo.
259.
E de que vieron ellos todos los hermanos
Que
era la mesura, quedaron espantados.
Dijieron:«¡Oh
hermano! cómo nos has aviltado;
Que
te habé acontecido, quedamos deshonrados.»
260.
Dijo: «Hermanos, ruégoos no vos aquejedes;
Oídme
razón, que luego lo veredes,
Que
yo culpa no vos tengo, o luego lo otorguedes;
No
lo querría far por cuanto vosotros tenedes.
261.
Mas acuérdeseos, hermanos, cuando fallastes la cuantía,
Cada
uno en su saco, no supiéndola aquel día.
Si
aquello vos furtastes, de noche o de día,
Ansí
he furtado yo la mesura todavía.
262.
Si decís que no sabéis, tampoco sabo yo,
Que
aquesto nunca furté, ni nunca tal fiçe yo.»
Sus
hermanos, que lo vieron ansí razonar,
Luego
con aquello hubieron a sosegar.
263.
Dijieron: «Sennor, si has furtado, no lo hayas a maravella;
Que
un hermano tenia de muy mala pelella;
Cuando
era chico, furtónos la çinta bella;
Ellos
eran de una madre, e nosotros non de aquella.»
264.
E sonrióse el rey dentro en su corazón,
De
la palabra mala dicha a sin razón.
Díjoles
el rey: «Yo vos digo la sazón,
Que
todos a mi tenedes trazas de ladrón.»
265.
E mandó que lo tomasen e lo levasen rastrando,
Mas
no de manera que lo había mandado.
Mas
porque sus hermanos fuesen çertificados
Que
lo levaban preso, e esto mal de su grado.
Sigue
a traza
266.
Mandólo el rey levar a su cámara real
Fasta
que sus hermanos fuesen a yantar;
E
cuando fueron idos e mandados del lugar,
El
rey se fue aprisa a su hermano a fablar.
267.
E tomáronse los dos luego de mano a mano,
Disiéndole
el Rey: «Yo soy Yusuf, tu hermano,
El
que fue perdido de mi padre el cano,
El
cual por mi es triste, e yo por él no soy sano.»
268.
Mandólo adrezar el rey de nobles pannos privados,
Los
mejores que había en todos sus reinados.
Dijole
el rey: «Hermano acabado,
Ruégote
que te alegres e fagas lo que mando.
269.
Ir he a nuesos hermanos, y veré en qué andan,
O
qué querrán façer, e veré qué demandan.»
Cuando
el rey fue a ellos, fallólos que pensaban.
Tristes
e mal andantes, con vergüenza andaban.
270.
Firió el rey en la mesura, como de primero,
El
son escuitaba el buen rey verdadero,
Disiéndoles:
«¿Qué dice este son çertero?»
E
dijiéronle ellos: «No lo entendemos a fe,caballero.»
271. «Diçe aqueste son que todos habéis pecado,
De
treinta annos acá, que no os habéis tornado.»
E
comenzaron de plorare dijieron: «Sennor honrado.
Quiérenos
perdonar, e del mayor ende habrás grado.
272.
E no cates a nos, que andamos en vano;
Mas
cata a nueso padre, que ya es anciano;
Que
si tú le conoçieses a nueso padre el cano,
Luego
le enviaras al preso nueso hermano.»
273.
E cuando oyera el nombre de Yacop nombrar,
Afligiósele
el corazón, e el rey cuidó llorar;
Díjoles:
«Amigos, si no fuera por acatar
A
vueso padre Yacop, yo vos faría matar.»
274.
Díjoles el rey:«Id vuesa carrera;
No
vos he menester por ninguna manera;
Vueso
padre me rogó por su carta verdadera
Que
luego os enviase en toda manera.»
275.
Volviéronse al rey; de cabo a rogar
Que
les diese a su hermano e los quiera guiar.
Que
a su padre prometieron de sin él no tornar,
E
que tomase al uno dellos, e lo pusiese en su lugar.
276.
Díjoles el rey. «Eso no sería razón,
Que
yo tomase al cativo e dejase al ladrón;
Id
de aquí, no me enojéis, que me haçéis gran sermón,
E
empezad de caminar; que no habréis más razón.»
Os
chirmans charran entre ers y reclaman a su chirmán
277.
Apartáronse a consejo, en qué manera farían,
O
a su padre qué razón le darían,
O
si por fuerza de allí lo sacarían,
E
la fe que dieron como se la tendrían.
278.
Comenzó de deçir Yudas el mayor;
«Id
a vueso padre e contadle la razón,
Que
su filho ha furtado, fízonos deshonor,
Que
el rey lo tiene preso por furto de grand valor.
279.
Porque sepades, hermanos, que yo de aquí no partiría;
Que
todos le prometimos de no façerle falsía,
Ni
a nueso padre mentir no se podría;
Fasta
que el rey lo mande, yo de aquí no iría.
280.
Mas fagamos tanto, si nos caye en grado,
Volvamos
al rey, e roguémosle privado,
E
si no lo quiere façer, pongamos hi recabdo,
Combatiremos
el castillo, en la çibdad entrando.
281. Yo
fallo en la cibdad nueve barrios granados,
E
el palacio del rey es al un costado,
Yo
combatiré al rey e matar le he a recabdo,
E
vosotros a la cibdad , cada uno a su barrio.»
282. E
dentró Yudas al rey, sannudo como un león,
Dijo:
«Ruégote, rey, que me dedes un don,
Que
me des a mi hermano, e habremos gualardón;
E
si no lo quieres façer, tomar non quieras honor.
283.
Que si echo una voz, como façe el cabrón,
No
fincará en la comarca mujer ni varón,
Ni
aun prennada, que no mueva a la sazón,
Todos
amorteçidos caerán a baldón.
284.
Díjoles el rey : «Faced lo que querredes;
Que
en mal grado os lo pongo, si vos no lo façedes;
Que
si vos sois de fuerza, otros end fallaredes,
Que
en lugar sois agora o menester la habredes».
285.
Yudas se ensannó dél una sanna muy airada,
Et
tomó una muela mucho grande e pesada,
Echóla
por cima el muro, como si fuera manzana;
Mandóla
volver el rey a su lugar sitiada.
286.
Allegóse el rey a la muela privada,
E
puso el pié en el olho e echóla muy airada ,
Muy
alta, por çima el muro donde era posada,
E
fizólo ligieramiente sin la falda arremangada.
287.
Yudas en aquella hora empezóse de ensanyar,
E
el rey, como lo conoçía, dejóle bien hinchar,
E
cuando entendió que había de vaçiar
Asennó
a su filho que lo fuese a tocar.
288.
E levantóse su filho, e fuelo a tomar
Delante
del Rey su padre lo fue a levar,
E
luego la sanna se le fue a quitar,
E
también la fuerza le fue a faltar.
Os
chirman s'arrepienten
289.
Fue a buscar a sus hermanos, e non dubdó cosa,
«En
mi alma me ha tocado esta criazón donosa,
Entiendo
que es criazón de Yacop, esa barba canosa.»
E
fuelos a buscar por la çibdad fermosa.
290.
E cuando los falló dijo : «Hermanos, ¿quién me ha tocado?»
Ellos
le dijieron: «No nos, a la fe, hermano.»
Dijo:«Çierto
yo soy, según mi cuidado,
De
la crianza de Yacop anda por el mercado.»
291.
Allí fabló Yahuda a todos sus hermanos:
«Este
es el consejo de los hombres malos;
Cuando
yo vos deçía no seyamos yerrados,
E
no me quisistes creyer, caímos en los lazos.
292.
Cuando yo deçía algún bien, no me queríais escuchar,
De
mi padre me pasa cuanto me puede pasar,
Roguemos
al Criador que nos haya piedad ,
E
también al noble rey que nos quiera perdonar.»
293.
Alli fue a hablar Yudas el mayor:
«Vamos
delante el rey con muy fermosa razón,
E
de cualquiera manera demandémosle perdón,
Querria
que fuésemos fuera del reino del león.»
294.
E fueronse al rey, e díjiéronle esta razón:
«¿Quieres
acatar primero al Criador
E
a nueso padre Yacop, de Alláh conocedor?»
Díjoles
el rey: «Guerra me hiçistes y error.
295.
Yo os quise mostrar mi fuerza e mi ventura,
Porque
entendiésedes todos con seso e cordura
Que
la nuestra fuerza nos sobra por natura.»
E
perdonólos el rey, e asentóse la mesura.
296.
Ellos estaban alegres, porque el rey los ha perdonado,
E
díjoles el rey: «Amigos, la mesura me ha fablado;
E
dice que ad aquel vueso hermano en un pozo habéis echado;
Yo
creo que lo fiçistes, e eso mal su grado.
297.
E cuando lo sacastes, por mal preçio fue vendido.
Disteslo
por veinte dineros, como mozo abatido.»
«Rogámoste,
sennor, que seamos creídos,
No
creyas tales malezas, de tal parte no venimos.»
298.
E sacó el rey una carta que tenía en alzado,
Escripta
en hebráico del tiempo pasado;
De
cómo lo vendieron e lo hubieron mercado,
Guardada
la tuvo el valido fasta daquel estado.
299.
Yudas tomó la carta e leyó los dictados,
Llorando
de sus olhos, todos maravillados;
Diçiendo:
«¿Quién dió esta carta al rey en sus manos?»
Díjoles
el rey: «Non seyades dudados.»
300.
Dijieron: «Sennor, aquesta es la carta
Del
cativo que teníamos, e dímosla por falsa.»
Yudas
leyóla toda de sin falta;
Díjoles
el rey: «Sois de muy mala casta.»
301.
E firió el rey en la mesura como de primero,
E
el son escuitaba el buen rey verdadero,
Disiéndoles
enpués: «Diçe este son çertero
Que
aquel vueso hermano es vivo e caballero.
302.
Además sinifica que él çierto non es muerto,
E
que aún vendrá con muy gran conhuerto,
E
dirá a todas las gentes los que se habían vuelto,
E
a todos los de la tierra los que le han fecho tuerto.
303.
E dirá aqueste son, que todos sois pecadores,
E
que a vueso padre hiçisteis malas labores,
E
que es la su tristeza por los vuesos yerrores,
Cada
día le entristeçedes, como facen traidores.»
Yusuf
amenaza a os suyos chirmans mas lis perdona
304.
E el rey, quando aquesto vido, llamó a sus privados,
Que
veniesen los ferreros e les cortasen las manos,
E
ellos, desque los vieron con cuchillos e mazos,
Dijieron:
«Perdidos somos por nuesos pecados.»
305.
E dijieron al rey: «Si nosotros lo viésemos,
La
tierra que él pisase todos la besaremos;
Mas
conviénenos que nos remediemos
E
mejoremos ventura, e todos escaparemos.»
306.
E perdonólos el rey, pues que conoçieron
Que
andaban yerrados, e se arrepintieron,
E
fiçieron buenas obras, e ansí lo prometieron,
E
fueron a su padre, e grande alegría fiçieron.
Tornan
ocho chirmans a casa
307.
Alli se fue a quedar Yudas, e Simeón,
E
no fueron a su padre más de ocho, non,
E
el padre, cuando los vido, dijo aquesta razón:
«No
habedes vergüenza de mujer ni de varón.
308.
¿Qué son de vuesos hermanos, el mayor e menor.
Candela
de mis olhos, que por él soy con dolor?»
Díjiéronle:
«Padre, la mesura furtó al emperador,
El
rey lo habría muerto, sinon fuera por tu amor.
309.
Y quedan por tu vergüenza Yudas e Simeón,
Non
quisieron venir por ninguna razón.»
E
díjoles el padre: «Venides con traiçión,
De
guisa faredes que non de quedará morgón.
310.
Cada dia menguades, e creçe mi tristura,
E
aún testiguades firmemente en locura
Que
mi filho furtó al rey la mesura.»
E
dijiéronle: «Padre, lo que vimos es çierto todavía.»
311. E
fízoles una carta para daquel rey honrado;
Enviábale
a deçir que buscasen a su hermano,
A
Yusuf el chico, el malaventurado,
Por
do quiera que pasasen siempre preguntando.
312.
E dijiéronle: «Padre, volved en vuesa cordura,
Agora
no os hi mentedes de muertos sin figura.»
Díjoles:
«Façed lo que yo mando; que yo sé de la altura
Lo
que vosotros no sabéis, de buen Sennor de natura»
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